El mes de abril ha sido intenso. Se han dado muchas noticias y hechos relevantes para el futuro del mar de las Islas Baleares. El Consejo de Ministros ha aprobado el primer Plan de Recuperación y hemos celebrado el 30 cumpleaños de la declaración del Parque Nacional de Cabrera. Buenas noticias que contrastan con la fuerte polarización política que vive el país y que, desgraciadamente, afecta también al mar. La flota de arrastre levanta la voz contra Bruselas y los planes de gestión pesquera en el Mediterráneo; los pescadores recreativos apuntan contra los profesionales y las reservas marinas; y la sentencia del tribunal sobre el decreto de la posidonia se interpreta de forma apresurada como si el régimen sancionador hubiera quedado invalidado. Hay parte de razón, pero esta a menudo queda ahogada por la desinformación y el ruido que la acompañan.
Escuchar a todo el mundo; establecer un diálogo constructivo con todos los sectores; y buscar soluciones y consenso es esencial para mejorar el mar Balear, tal y como ya hemos venido haciendo desde el primer día. Pero el diálogo tiene que estar fundamentado en información objetiva y respetar la evidencia científica. La publicación del Informe Mar Balear –con más de 150 indicadores aportados por investigadores y técnicos de las principales instituciones de Baleares– es una herramienta que puede ayudarnos a huir de la desinformación y del ruido que no beneficia a nadie. Solo con datos objetivos y una conversación pausada podremos avanzar en la conservación del mar Balear y en esto, tanto pescadores profesionales y recreativos, como navegantes y todos los ciudadanos que disfrutamos y vivimos del mar, tenemos una responsabilidad colectiva para hacerlo posible.
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