Un 20% de las aguas que rodean Baleares y un 40% de las aguas interiores –dentro del polígono imaginario que conecta los cabos de cada isla– están protegidas. Esto es mucho más de lo que encontramos en España y el resto de Europa y coloca a Baleares en una situación inmejorable para posicionarse como líder en protección del medio marino. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Solo un 0.16% del mar Balear es reserva integral –cerrado a cualquier tipo de pesca– y el gasto por Km² ha ido a la baja. Las áreas marinas protegidas (AMP) baleares han dado buenos resultados aumentando la cantidad y diversidad de peces en muchos lugares, pero muchas están lejos de su potencial.
El mar es clave para la recuperación económica de las Islas. La mejora y ampliación de las AMP de Baleares tiene que ser un proyecto prioritario de los candidatos a recibir financiación europea. Hay más –tal como ya hemos propuesto– pero el de las AMP es particularmente atractivo. En 2025 Baleares puede contar con una red de AMP líder a nivel mediterráneo que sea: garantía de futuro para la pesca profesional; elemento diferenciador para reposicionar el modelo turístico balear como verdaderamente sostenible; y fuente de ocio, bienestar y refuerzo de muchas actividades económicas.
Para hacerlo posible hay que elevar la ambición política con el apoyo de todos los sectores, así como invertir más recursos y aumentar la superficie de reserva integral. El contexto actual apunta en esta dirección. El pasado 23 de octubre, el Consejo Europeo de ministros – y el Ministerio de Transicion Ecológica y Reto Demográfico, entre ellos– apoyó los objetivos de la Estrategia Europea de Biodiversidad que incluyen el compromiso de proteger un 10% de superficie marina de forma estricta; y de dirigir una buena parte de los fondos europeos a la mejora de la biodiversidad. Todos los astros están alineados. ¿A qué estamos esperando?
