Baleares cuenta con una legislación avanzada para regular la pesca profesional y recreativa y garantizar un buen uso de los recursos marinos. Hay tallas mínimas, vedas, régimen sancionador, limitaciones geográficas y de artes de pesca. Aun así, la pesca ilegal sigue siendo una realidad en nuestras islas. Hay muchos ejemplos documentados, desde furtivos con fusil que pescan en reservas marinas, o profesionales que calan más horas de las permitidas o con artes no permitidos, hasta recreativos que capturan especies en tiempos de veda o ejemplares de talla inferior a la legal. Una minoría que pone en entredicho el buen trabajo de muchos. Una minoría a la cual tenemos que hacer frente.
Este verano las aguas baleares han sido testigo de un episodio de pesca ilegal a escala industrial. Se tiene constancia que entre cinco y siete barcos cerqueros de Castellón han pescado cirviolas y bacoretas en zonas donde no está permitido, probablemente apagando el sistema de geolocalización (AIS) obligatorio. Una infracción flagrante que merece ser penalizada. La irresponsabilidad de unos pocos tiene consecuencias para muchos. Tenemos una buena base legal para evitar episodios como estos, pero no tenemos suficientes ojos en el mar. La pesca ilegal significa menos pescado, menos ganancias, menos disfrute y menos oportunidades para el turismo; y por lo tanto, ¡es responsabilidad de todos pararla!
Apariciones en prensa
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