Foto: cedida a MARE por Cristina Campano.
Este mes de julio se cumple el primer año de la legislatura liderada por Margalida Prohens. Si hacemos balance de estos 12 meses mirando hacia el mar, y de la atención que se ha dado a los compromisos del Pacto Azul Balear tenemos razones para tirar de las orejas al Gobierno, a pesar de que hay acciones para aplaudir.
El primer acierto ha sido la puesta en marcha de la Comisión de Cogestión de la Pesca Recreativa. Vincular este colectivo con la conservación del medio marino era una necesidad que el Ejecutivo ha sabido atender con la creación de este espacio de diálogo.
Otra acción que aplaudimos es que haya unificado la normativa que regula la pesca y el marisqueo en las zonas de la Red Natura 2000. Contar con una normativa clara y unificada puede mejorar la eficacia de estos espacios, que son el principal instrumento para la conservación de la naturaleza de la Unión Europea.
Además, a pesar de que necesita más recursos, se ha mantenido una lucha decidida contra la pesca ilegal, una práctica que pone en peligro nuestros recursos marinos y la sostenibilidad de las comunidades pesqueras locales.
La continuidad en la inversión en infraestructura para mejorar la calidad de las aguas ha sido quizás el punto más fuerte de este primer año de legislatura. Mantener la atención en este aspecto es vital no solo para la vida marina sino también para la salud humana y las actividades económicas que dependen del mar.
También nos parece remarcable la receptividad del Gobierno para avanzar en la protección de tiburones y rayas, especies esenciales para el equilibrio de la biodiversidad marina, así como su voluntad de crear espacios de trabajo para conservar las bahías somas, unos hábitats cruciales para muchas especies que actúan como zonas de cría y alimentación.
Pero no todo son buenas noticias. El aspecto más preocupante es la falta de atención a la alta protección del mar. Crear espacios cerrados a la pesca para poder pescar más y mejor en su alrededor. La legislatura ha empezado con 55 km² cerrados a la pesca, el 1,7% de las aguas interiores tal como demuestra este estudio elaborado por la doctora Natàlia Barrientos. Pero en todo este año no se ha creado ni un solo kilómetro cuadrado de alta protección, y no se ha expresado ninguna voluntad de avanzar en la creación de santuarios marinos, un paso esencial para la regeneración de los ecosistemas y la preservación de la biodiversidad marina.
No solo no se ha avanzado en alta protección, sino que se ha reasignado una partida de 1,44 millones de euros de Fondos Next Generation que debía ir destinada a crear una propuesta de santuarios marinos y un plan de trabajo en conservación de bahías somas. Una decisión muy significativa que podría quedar en error si el Gobierno lo corrige en los próximos presupuestos.
Además, la inexistencia de un calendario claro para elaborar los planes de gestión para las zonas Natura 2000 marinas pendientes es una deficiencia grave. Sin fechas y un compromiso público al respecto, será prácticamente imposible tenerlos acabados en esta legislatura
Otro punto negativo es el silencio acerca de la implementación de nuevos planes de seguimiento de hábitats y especies, un tema que cuenta con muy pocos recursos y necesita mucha más atención. Sin un buen sistema de seguimiento y una financiación estable no se puede evaluar la eficacia de las políticas de conservación y ajustarlas según las necesidades reales de los ecosistemas marinos.
También es decepcionante la falta de respuesta del Gobierno al Pacto Azul Balear, a pesar de la petición del Parlamento. Ignorar esta hoja de ruta con acciones concretas y un amplio apoyo social, económico y político indica una falta de compromiso con las iniciativas de conservación impulsadas por la sociedad civil y los expertos.
Tomando como referente el Pacto Azul Balear tenemos que decir que este primer año de legislatura ha sido un periodo de bastante decepcionante en cuanto a dar al medio marino y litoral balear la atención que se merece. Si bien celebramos que ha habido adelantos y reconocemos que Baleares se encuentra en un buen lugar comparado con otras comunidades autónomas del litoral español y países del Mediterráneo, es una lástima que no se aproveche esta ventaja para reforzar el liderazgo de nuestras Islas en conservación marina. El Gobierno tiene que hacer público su compromiso con la conservación del mar Balear, con un calendario claro de medidas concretas y sobre todo con financiación. La Fundación Marilles tiene la firme voluntad de ayudar a navegar en esta dirección desde el diálogo y la mejor información disponible tal como venimos haciendo desde hace años facilitando el diálogo entre sectores, buscando soluciones en retos comunes, y poniendo propuestas y financiación sobre la mesa. Esperamos que dentro de un año podamos celebrar otras muchas cosas.
