Emma Cebrian: "Tenemos que explicar las bahías someras más y mejor"
Publicado 16.07.2024
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Emma Cebrián Pujol (Terrassa, 1975) es bióloga marina y está especializada en funcionamiento de ecosistemas bentónicos. Es investigadora el Centro estudios avanzados de Blanes (CEAB – CSIC) y desde 2020, asesora el proyecto de restauración de bahías someras financiado por Marilles y Menorca Preservation y ejecutado por el OBSAM.
¿Qué es una bahía somera?
Las bahías someras son bahías de poca profundidad y de aguas resguardadas, con poco hidrodinamismo y en las que hay una gran confluencia de hábitats. Al contrario que las zonas muy expuestas, como los acantilados, son espacios de aguas calmadas donde los humanos nos sentimos muy a gusto y también pueden haber sido puertos naturales. Suelen estar muy antropizadas. También son espacios con mucha vegetación porque les llega mucha luz. Por ejemplo, encontramos bosques de Posidonia que pueden llegar a formar arrecifes barrera y que generan unos lagoon con unas condiciones tan particulares que en ellos se pueden desarrollar comunidades como bosques de Cystocerira de modo calmado, praderas de Cymodocea, de Zostera noltii, de Ruppia, etc. Allí pueden vivir alevines de una gran cantidad de peces. En definitiva, son zonas llenas de vida.
¿Por qué en restauración de bahías someras se ha trabajado sobre todo en Menorca?
Yo he estado trabajando en todo Baleares. Ahora bien, es cierto que Menorca presenta algunas de las bahías someras mejor conservadas, con un estado más prístino de todo el Mediterráneo noroccidental. Sanitja, Fornells y Addaia son bahías donde el desarrollo humano no ha destruido el capital natural.
¿Cuáles son las principales presiones o impactos que les afectan?
Cómo en todos los hábitats esta es una cuestión multifactorial. Ahora bien, no todas las presiones tienen las mismas consecuencias. Si tú donde tienes un puerto natural empiezas a construir pantalanes, paseos marítimos y puertos –que es lo que se suele hacer–, pierdes este hábitat y eso no deja posibilidades de recuperación. Otro impacto puede ser la contaminación de las aguas, que también es grave, aunque el mar es muy agradecido y, si trabajamos en depuración de aguas y en mejorar la calidad, se recupera. Destrucción de hábitat, mala calidad de las aguas y sobrefrecuentación son las principales presiones que hay ahora en las bahías en las Baleares ¿Qué pasará en el futuro? Aquí ya tendríamos que introducir otras, como el cambio climático y la presencia de especies invasoras.
¿Cuáles son las especies más afectadas por estas presiones?
Muchas. Si hablases con especialistas de diferentes grupos te denominarían especies muy diversas. Ahora bien, uno de los principales problemas es el de perder las especies que dan estructura al hábitat, puesto que si las pierdes seguramente también perderás todas las que van ligadas a esas.
¿Qué significa eso?
Te lo explico con un ejemplo a nivel terrestre: perder una pequeña flor o un pájaro muy vulnerable es una pérdida muy grande, pero no es lo mismo que perder los árboles. Si perdemos los árboles lo perdemos todo. En el mar, estos “árboles” que dan estructura son especies como la Posidonia, la Cystoseira o la Cymodocea.
¿Crees que la ciudadanía conoce lo suficiente toda esta riqueza que se esconde a las bahías someras?
Creo que tanto científicos como divulgadores no hemos sabido trasladar a la población el gran interés ecológico de estos hábitats. A menudo, el foco está puesto en las zonas de grandes peces y grandes profundidades. No hemos sabido mostrar todas estas zonas realmente productivas que tenemos tan cerca. De hecho, creo que la primera vez que vi imágenes de bahías someras en la televisión fue capítulo que les dedicó Arxipèlag Blau. Nos queda mucho trabajo por hacer. Las tenemos que explicar más y mejor. Necesitamos que la gente que vive en la zona sea consciente de lo que tiene al lado, que se acerque a ellas. Si supiera cómo de únicos son estos espacios, la ciudadanía sería la primera implicada en conseguir que no los toquen.
En la presentación del proyecto de restauración, comentaste que Cala Teulera es famosa en el mundo científico. ¿Por qué?
En la Unión Europea hay mucho interés en la restauración comunidades y hábitats. Hace más de 10 años, cuando este tema todavía no se trabajaba, Marta Sales comprobó que la calidad del agua de Cala Teulera había mejorado, quiso recuperar su población, ¡y funcionó!. Plantó 50 metros cuadrados de Gongolaria barbata que acabaron convirtiéndose en 1.000 metros cuadrados. En Cala Teulera hemos sido capaces de describir técnicas cero destructivas que, como han funcionado, también han implicado la recuperación del bosque marino y todo lo que esto significa en aumento de biodiversidad, producción de oxígeno o captación de carbono. Cala Teulera es el único ejemplo que realmente ha funcionado en todo Mediterráneo.
¿Hace falta más implicación de la administración en la protección de estos hábitats?
Por supuesto. La administración es la única que puede proteger las bahías someras, pero desgraciadamente hay muchos intereses económicos a corto plazo. Por ejemplo, en Cala Teulera se quiere construir una rampa. Si el proyecto sale adelante, este espacio que hemos tardado años a recuperar se puede destruir en un día y nunca más lo podremos recuperar. Está claro que tiene que haber desarrollo económico pero se tiene que hacer con sostenibilidad. Si no, Menorca no será lo que es ahora. No será una reserva de la biosfera, sino una zona igual a otras zonas del Mediterráneo. Si no es la administración quien protege, ¿quién lo hará?
¿La experiencia de Menorca se puede replicar en otras islas?
Sí. En todas hay un ingrediente muy grande humanización. Por lo tanto, se deben de priorizar aquellas que tienen un mejor estado de conservación. Tenemos que ser honestos con lo que podemos hacer. No volveremos a los años 50, pero sí que podemos mantener zonas con un estado óptimo. Y es muy importante conectarlas y que no estén aisladas. Si en aglún lugar se puede hacer, es en Baleares.
Puedes decirnos un ejemplo de bahía somera irrecuperable?
Cala Llonga, en Cala d’Or (Mallorca).
¿Siempre has tenido relación con el mar? ¿Qué hizo que te dedicases a su conservación?
Yo soy de ciudad y cuando era pequeña solo veía el mar una vez al año, cuando íbamos de vacaciones a Llafranc. La veía en momentos de ocio y felicidad. Estudié biología porque me gustaba la naturaleza y me imaginaba un futuro en el aire libre y la especialidad que más me emocionó fue la marina. La conservación es un efecto colateral de conocer el mar. Si no conoces una cosa es difícil que la puedas conservar o querer conservada. Es parte de un proceso y este es, precisamente el proceso que tenemos que ayudar a hacer a la gente.
TEST RÁPIDO PARA ENAMARADOS
Un libro: El clan del oso cavernario, de Jean Marie Auel.
Una imagen que te evoque Balears: Los azules turquesa del agua y los ocres de la Cystoseira haciendo snorkel en la playa de Mongofre.
Una especie marina: Luria lurida.
Una persona u organización de referencia: Enric Ballesteros.
Una playa: Cala Viola de Ponent por la mañana bien temprano.
Optimista, pesimista o realista? Optimista. Si no, no me podría dedicar a lo que me dedico.