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Un nuevo proyecto evalúa la calidad de las aguas de baño en Menorca

Publicado 11.06.2020

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Un nuevo proyecto evalúa la calidad de las aguas de baño en Menorca

Un nuevo proyecto evalúa la calidad de las aguas de baño utilizando las algas como bioindicadores

El estudio cuenta con la financiación de la Fundación Marilles, la Agència Menorca Reserva de Biosfera y el OBSAM.

El Observatori Socioambiental de Menorca (OBSAM) evaluará la calidad ambiental del agua de las calas de Menorca a partir de la abundancia y diversidad de las algas del género Cystoseira. Se analizarán las 103 calas que ya se analizaron con la misma metodología en un estudio del 2005. Los primeros resultados se podrían conocer a partir de finales de septiembre de 2020.

Un equipo de biólogas y ambientólogas del OBSAM está recogiendo datos de campo desde el pasado día 20 de mayo. Está previsto muestrear un total de 103 calas alrededor de toda la isla donde se tomará nota de las diferentes especies de Cystoseira presentes, así como de su abundancia.

Estas algas son muy sensibles a las perturbaciones de origen antrópico -principalmente a la contaminación- y se consideran buenas indicadoras de la calidad del agua. Los datos resultantes se podrán comparar con las del mismo estudio realizado hace 15 años por Sales y Ballesteros [1], lo cual permitirá detectar posibles cambios en las poblaciones de algas del género Cystoseira y, por lo tanto, en la calidad del agua de las calas de Menorca. 

Las algas del género Cystoseira están englobadas dentro de las llamadas popularmente algas marrones. Presentan una morfología basta compleja con diferentes partes que recuerdan el aspecto de un pequeño árbol, por eso, también se habla de bosques de Cystoseira.

Durante los últimos veranos han ido apareciendo -cada vez con mayor frecuencia- noticias sobre la proliferación de microalgas que tiñen de verde el agua de algunas calas de la isla, deteriorando su imagen y provocando, en ocasiones puntuales, su cierre al baño. Desde el año 2005, cuando se realizó el anterior estudio, ha habido un aumento de ciertas presiones, como por ejemplo el número de personas que visitan la isla durante la temporada turística. Esto implica un aumento tanto en el volumen de aguas residuales que se abocan en el mar, como en la presión directa que pueden ejercer los usuarios de las playas. La masificación puede afectar el sistema natural y con esto provocar consecuencias negativas para el propio motor económico de Menorca, el turismo. Con este estudio se pretende discernir si esta masificación, además de otras posibles perturbaciones, ha afectado la calidad del entorno natural de las calas de la isla. 

Marta Sales, doctora en Biología y coordinadora del proyecto, afirma que: "Ahora mismo hemos muestreado un 50% de las calas y, a pesar de que todavía es pronto para sacar conclusiones, en general estamos observando que en las calas del norte las poblaciones de Cystoseira se encuentran en unas cantidades y estado de salud similar al de hace 15 años, mientras que en ciertas zonas de la costa sur esto no es así. En algunas de estas calas estamos encontrando cantidades menores de Cystoseira que las detectadas hace 15 años, y con un aspecto menos saludable, que puede ser debido a una menor tasa de crecimiento".  

Sales añade: "En las calas del sur, a diferencia de las del norte, llega mucha agua dulce de las capas freáticas. Como ya sabemos, la calidad del agua subterránea de Menorca ha ido empeorando con los años. Esta agua acaba llegando a las calas y afectando a las especies más sensibles que habitan. Los blooms de algas microscópicas que se producen durante la temporada estival son solo un síntoma de una enfermedad más profunda: un aumento de la contaminación del agua".

Eva Marsinyach, técnica del OBSAM añade: "Este proyecto nos permitirá proponer medidas de gestión adecuadas en los puntos más sensibles y alterados, para mejorar su calidad".

Aniol Esteban, director de Fundación Marilles, asegura que: “Un medio marino en buen estado de salud es esencial para la economía de Menorca y el bienestar de sus ciudadanos. Se ha mejorado mucho la calidad de las aguas en las últimas décadas, pero es chocante que en pleno siglo XXI, en unas islas tan vinculadas al turismo, todavía se cierren playas por la mala calidad de las aguas”. 

El proyecto, además del muestreo actual de las poblaciones de algas de las calas, contempla la recogida de 320 muestras de agua repartidas por todo el litoral de la isla para determinar la concentración de nutrientes (nitratos, nitritos, fosfatos, amonio y silicatos). Una vez que se tengan todos los datos, estos se analizarán para compararlos con el estudio del año 2005, y establecer una priorización de zonas que requieran de ciertas actuaciones para la mejora de la calidad del agua.  

La Fundación Marilles es la principal entidad financiadora de este proyecto, con una aportación de 27.560€. La Agencia Menorca Reserva de Biosfera (AMRB) y el OBSAM aportan el resto hasta el total de 38.910€ necesarios para su realización.

[1] Sales, M., & Ballesteros, E. (2009). Shallow Cystoseira (Fucales: Ochrophyta) assemblages thriving in sheltered areas from Menorca (NW Mediterranean): relationships with environmental factors and anthropogenic pressures. Estuarine, coastal and shelf science, 84(4), 476-482.