La asociación Tursiops es una entidad modesta pero de renombre en el campo de los cetáceos en España. Fue fundada en 1999, y desde entonces trabaja con rigor científico para la conservación de los mamíferos marinos, con la convicción que el verdadero órgano de visión no son los ojos sino el conocimiento. Por eso, día tras día, pone toda su ilusión y experiencia para avanzar hacia la mejora del estado de conservación de delfines y ballenas en el entorno de las Islas Baleares.
Marga Cerdà y Txema Broton, Tursiops. Foto: Rubén Casas.
En el mar conviven los animales, los humanos y nuestros vehículos y ruidos. ¿Cómo afecta a los delfines el ruido submarino que aportamos las personas en la franja de mar costera? Teniendo en cuenta que los delfines mulares se relacionan, viven y alimentan mediante la acústica, ¿pueden convivir sin perturbaciones graves con la gran cantidad de barcos que frecuentan el litoral o bien esto les afecta negativamente?
Para contestar estas preguntas se forjó el proyecto Nuestros Delfines, el campo de estudio del cual es Ibiza y Formentera, quizás el lugar con más tráfico marítimo del Mediterráneo. Con el desarrollo del proyecto se pretende aclarar cómo afecta el ruido de la navegación marina a la ecología y la distribución del delfín mular.
Empezó en 2018 con el fondeo de tres hidrófonos en tres áreas con diferente grado de presión de navegación: los freus de Ibiza y Formentera (presión alta), los Islotes de Poniente (media) y Na Xamena (baja). En esta primera fase ya se ha podido determinar que los delfines tienen una presencia más grande en invierno que en verano, y que se relacionan negativamente con el ruido antrópico o generado por los humanos.
Txema Brotons instalando un hidrófono en aguas de Ibiza. Foto: Rubén Casas.
Estos resultados han empujado Tursiops a profundizar en la investigación. Por eso, este año el proyecto crece y asume nuevos retos, una nueva fase que se basa en dos premisas contrastadas científicamente: la primera, que existe una población local de delfín mular en las islas Pitiusas, y la segunda, que cada delfín mular desarrolla uno silbo-firma único con el cual puede ser identificado. El planteamiento es sencillo, pero la tarea es laboriosa. Así que se agranda la red de hidrófonos para que rodee todo el archipiélago de Ibiza y Formentera y toda el área de distribución de la subpoblación pitiüsa de delfín mular —o al menos, la más costera— quede bajo vigilancia sonora.
Los archivos acústicos generados por los hidrófonos se analizan de varias maneras. Por un lado, se cuantifica y caracteriza el ruido, y de la otra, se cuantifica la presencia de delfín mular. Posteriormente, se buscan y aíslan los silbos-firma, que después darán información sobre la cantidad de delfines que hay, su movimiento en todas las Pitiusas, cómo se correlaciona su presencia con los niveles de ruido submarino y la navegación, y qué papel tienen las áreas marinas protegidas de la red Natura 2000.
Sin duda, se trata de un gran reto que no está delimitado en el tiempo ni en el espacio. Fondear más hidrófonos y durante más tiempo permitirá disponer de una información más detallada. Hoy por hoy se dispone de seis hidrófonos pero, a medida que más entidades apoyen a Nuestros Delfines, más orejas habrá bajo el agua y más robustos serán los resultados.
Además de la Fundación Marilles, Nuestros Delfines cuenta con el apoyo de numerosas instituciones públicas y privadas, como la Fundación Biodiversidad, la Fundación Sa Nostra Caixa de Balears, los ayuntamientos de Sant Josep, Sant Antoni e Ibiza, Es Nàutic de San Antonio, Ibiza Preservation Fund, THB Hoteles y Seven Pines Ressort, entre otros.