La posidonia de Portocolom está en peligro
Raquel Vaquer-Sunyer, coordinadora Informe Mar Balear.
Artículo publicado en el ARA Balears 04/09/2020
Cuando era pequeña íbamos a nadar al Arenal Gran o al Babo, en Portocolom. Me gustaba mucho el mar, tanto, que acabé estudiando ciencias marinas y me he dedicado a estudiarla y conservarla. Pero, cuando era pequeña, aquellos claros oscuros donde no veía qué había abajo –el negro, como lo denomina la gente del mar– me daban miedo. Sí, tengo que confesar que entonces me inquietaba la posidonia, esta planta marina que tantos beneficios aporta, tanto al medio ambiente como a nosotros. En aquellos tiempos, yo ignoraba su importancia en la formación de las playas y en la transparencia del agua, como refugio de gran cantidad de especies y fuente de biodiversidad, como protección frente a la erosión. Y mucho menos conocía su papel en la oxigenación del agua o en la captación de carbono, lo cual ayuda a paliar el calentamiento global. Solo sabía que no veía qué había allí, era negro, y el desconocimiento me llevaba al temor.
Ahora, aquella mancha negra (la pradería) cada vez es más pequeña. En Portocolom hay muchas presiones sobre esta planta milenaria que, heroicamente, volvió a vivir en el mar después de haberse adaptado a la vida terrestre. Algunas de estas presiones se derivan del hecho que Portocolom es una bahía cerrada, con poco intercambio con el ‘mar grande’. Durante muchos años, el alcantarillado ha sufrido escapes que acababan dentro del mar. Muchas casas continúan sin estar conectadas y sus fosas sépticas (pozos negros) van abocando aguas sucias dentro de la bahía. Esto, unido a la poca tasa de renovación de su agua, produce un aumento en la cantidad de nutrientes y materia orgánica que se acumulan dentro de la bahía, cosa que provoca el crecimiento de algas microscópicas que tornan el agua de color verde (fenómeno que se conoce como eutrofización).
El cambio climático también pone en peligro esta planta. La alta temperatura causa su desaparición: a más de 28 °C se ha observado una mortalidad importante, y hay modelos que predicen que la posidonia podría desaparecer a mediados de siglo por culpa del calentamiento global.
Otra presión que afecta la posidonia es el fondeo incontrolado de embarcaciones. Cada verano, centenares de barcas, yates y catamaranes echan el ancla sobre este último claro que queda dentro del puerto. Estas anclas y cadenas van labrando el fondo, arrebatando trozos de esta planta que ha sobrevivido miles de años a los cambios del entorno. Una ancla de un barco de unos 15 metros puede arrebatar un claro de posidonia de 165 fajos. La pradería necesitaría 5 años en condiciones óptimas para recolonizar este vacío. Pero el mismo verano y el siguiente vienen más embarcaciones: más anclas que arrebatan más claros. Y la pradería no se puede recuperar. Se va volviendo cada vez más pequeña. Y se desvanece el negro de Portocolom.
Desde hace años, muchas organizaciones intentamos proteger este último claro de posidonia. La solución más sencilla y barata es fondear boyas que delimiten la posidonia para asegurar que las barcas no echen el hierro encima. También es importante regular los vertidos dentro de la bahía y asegurar que todas las casas se conecten a la red de alcantarillado, y que esta no tenga escapes que derramen dentro de la bahía. Separar las canalizaciones de aguas pluviales de las fecales también ayudaría a reducir los derrames de aguas sucias.
Este año está previsto aprobar el plan de gestión del LIC –Lugar de Interés Comunitario (figura de protección de la Red Natura 2000)– de Portocolom. Este plan tiene como objetivo ser el instrumento de gestión del espacio protegido y tendrá que resolver, entre otros cuestiones, la problemática de los fondeos incontrolados sobre el último claro de posidonia de la bahía. Será una herramienta muy importante para que la bahía y los diversos hábitats que alberga se gestionen de manera adecuada y se pueda garantizar la conservación.
Cada día que pasa nos queda menos posidonia. Es urgente colocar boyas para delimitar las zonas donde no se puede fondear. No nos podemos permitir perder ningún claro más o la calidad del agua de nuestro puerto empeorará gravemente y perderá gran parte de su encanto. Urge que las autoridades competentes –Conselleria de Medi Ambient, Capitanía Marítima, Puertos IB, Costas y Medio marino (dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico)– instalen boyas que delimiten claramente donde está prohibido el fondeo.
Pero conservar la posidonia también está en tus manos. Si eres un navegante: ¡no eches el ancla!
Raquel Vaquer-Sunyer, coordinadora Informe Mar Balear.