Miquel Ortega: "Los pescadores con visión de futuro son ecologistas por obligación"
Publicado 24.02.2023
Compartir
Proyecto relacionado
Miquel Ortega nació en Barcelona en 1974. Estudió física y se doctoró en ciencias ambientales. Su especialidad es la economía ecológica y la ecología política en el ámbito marino. Su familia por parte de madre es mallorquina y visita las islas siempre que puede, como mínimo una vez el año. Se siente emocionalmente vinculado así que también trata de profesionalmente vincular su investigación a la isla. Hace un mes presentó con Beatriz Guijarro y Marta Coll el estudio “¿Quien compra el pescado en la lonja de Mallorca?”.
¿Quién compra el pescado de lonja en Mallorca?
El principal comprador a lonja son las pescaderías pequeñas y medias que compran casi la mitad del pescado vendido. Las siguen las grandes superficies y los mayoristas de pescado con unas capturas casi del entorno de un 20% cada uno, después ya en cantidades mucho más pequeñas unos pocos restaurantes y compradores individuales.
En cambio en Cataluña, por ejemplo, los mayoristas compran mucho más en lonja y las pescaderías menos, cada contexto es particular. Sabemos que una parte del que compran las pescaderías a la lonja se destina posteriormente también a restaurantes, lo mismo que pasa con los mayoristas. Pero, ¿en qué cantidad? Esto todavía se tiene que estudiar en detalle. En Baleares todavía hay pendiente hacer un estudio detallado actualizado de cómo se distribuye el pez capturado en las islas por los varios canales, sería muy interesante y permitiría pensar canales para revalorizar la pesca local.
¿Qué volumen de negocio genera la pesca?
En las Baleares la primera venta está entorno a los 18,5 millones de euros, pero esta es solo una parte de la actividad que genera cada kg descargado. Una vez el pescado se comercializa en la lonja se puede vender varias veces (por ejemplo de pescadería a restaurante, y de restaurante a consumidor final). Por lo tanto el negocio generado a la economía por cada kg de pez que llega a puerto es mayor, pero no disponemos de una cuantificación cuidadosa. En otros territorios estamos hablando de que, por cada euro generado en el puerto, en la economía en su conjunto se puede multiplicar por tres o cuatro.
Quien pesca sin registrar las capturas nos roba a todos porque los seres vivos del mar son un bien común.
¿Sabemos cuánto pescado sale de las aguas baleares capturado por pescadores recreativos?
Aquí tenemos que diferenciar entre el pescador recreativo que hace las cosas bien, y el pescador furtivo no profesional o el pescador profesional que no registra todas las capturas. Si nos referimos al conjunto de capturas no registradas, algunos estudios apuntan a que podemos estar hablando de casi un 30% de las capturas, por algunas especies incluso más, y son un gran problema por todo el mundo.
Pescador en Cales Fonts. Foto: David Arquimbau
Entonces ¿es importante tener un control de cuántos peces salen realmente del mar?
Sí. Tener una buena cuantificación del conjunto de las capturas extraídas del mar es básico para poder hacer una gestión lo más provechosa posible del recurso, tanto por el pescador profesional como por otros usos. Los pescadores profesionales si no registran parte de las capturas se tiran un disparo en el pie a medio plazo porque después a efectos de ayudas y gestión parece que lleven a cabo una actividad menor de la real – además de ser multados si los pillan-; si quien pesca ilegalmente es uno no profesional le está quitando el pan a quien se quiere ganar profesionalmente y honestamente la vida porque los recursos son limitados. Además, en general quien pesca sin registrar las capturas nos roba a todos porque los seres vivos del mar son un bien común.
En las aguas atlánticas de la UE se ha pasado de pescar un 45% de los stocks de manera sostenible a un 70%, y la cantidad de pez que se puede capturar se va recuperando, mientras que en el Mediterráneo Occidental los stocks pescados de manera sostenible no llegan ni al 20%.
En Mallorca, la cantidad de pescado importado del exterior que se comercializa es 14 veces superior a la de pescado local, según el informe de compras que habéis publicado el mes de enero. ¿Cómo interpretas este dato?
Mallorca es una economía muy abierta altamente dependiente de los productos del exterior. De cara a los pescadores locales, al ser el producto local tan minoritario, esto implica que el precio que podrán poner a su producto estará marcado por el pescado de fuera, como mucho con un plus limitado por ser más fresco, de proximidad, etc, pero en ningún caso podrán marcar el precio de manera aislada como se hacía hace años. Esto supone que no se pueden quedar atrás. Por ejemplo, en la última década en las aguas atlánticas de la Unión Europea se ha pasado de pescar un 45% de los stocks de manera sostenible a un 70%, y la cantidad de pez que se puede capturar se va recuperando, mientras que en el Mediterráneo Occidental los stocks pescados de manera sostenible no llegan ni al 20%. Esto hace que pescadores mediterráneos en entornos abiertos como el balear cada vez sean menos competitivos porque en el Atlántico a medida que se recuperan el stocks se tiene que hacer menos esfuerzo para capturar cada kg de pez y esto quiere decir menos costes.
En los mercados abiertos, los pescadores con visión de futuro son “ecologistas por obligación” porque son conscientes que, o se recuperan los stocks, o cada vez lo tendrán más difícil. Si hacemos un paralelismo, la situación es similar a la que afrontan las fábricas de coches y el cambio a los vehículos eléctricos: saben que se tienen que transformar y pasar del vehículo de combustión al eléctrico, y que esto supone un gran esfuerzo para los trabajadores y los empresarios, e incluso una menor ocupación, pero como dijo una vez Javier Pacheco, secretario general de la Comisión Obrera Nacional de Cataluña a sus compañeros de las fábricas de coches: o hacemos una transformación económica para tener en cuenta la realidad ecológica o "nos convertiremos en las plañideras que acompañan el féretro al cementerio”. Pienso que esto no nos lo podemos permitir para la pesca balear. Sostenibilidad ambiental y viabilidad económica van de la mano: si no se mejora ambientalmente nos quedamos fuera de mercado.
Cuando comemos pescado, ¿tenemos suficiente información de aquello que hemos puesto dentro del plato?
Es muy variable. Cuando compramos el pescado, la legislación de etiquetado obliga a dar bastante información al comprador: cuándo se hizo la descarga del pescado, de qué zona, con qué arte de pesca, etc. Pero no siempre se cumplen las obligaciones de etiquetado en los puntos de venta, y a veces directamente se engaña al consumidor y se vende lo que no es. El nivel de fraude comercial todavía es demasiado alto en este sector, ojalá hubiera una vigilancia más estricta.
También hay cada vez más iniciativas interesantes que tratan de aportar información más allá de la estrictamente obligatoria, por ejemplo explicando cómo es el barco con que se pesca, recomendando platos vinculados al producto, recomendando cómo conseguir disminuir el derroche, etc. Estas propuestas apuntan a desarrollar una línea de futuro “de alimentación cultural de proximidad” pero todavía son muy minoritarias.
Cuando lo miramos como consumidores en bares o restaurantes, aquí estamos totalmente en manos de la profesionalidad de los responsables de la actividad económica. Los buenos profesionales informan bien.
En una comunidad como la nuestra, estrechamente vinculada al turismo, ¿como influye esta industria en la forma de comercializar el pescado?
En general el canal hotel-restaurante-cátering (HORECA) se nutre principalmente de pescado de fuera de Baleares, busca precios bajos y suministro estable, pero el volumen de actividad turística es tan grande que solo con que una pequeña parte compre producto local cambian los precios y la distribución del pescado local. Esto se ve claramente con la estacionalidad de la demanda por estos canales, en general cuando el canal HORECA tiene más demanda el precio del pescado local también sube.
Será interesante ver si los cambios de la nueva ley de turismo, que establece unos mínimos de compra de productos locales al sector turístico, afecta al sector pesquero. Lo iremos viendo los próximos años. El futuro también se verá marcado por si los mayoristas que sirven en el canal HORECA empiezan a ofrecer una variedad más grande de producto local o si alguna de las cadenas hoteleras empieza a comprar producto local con más fuerza. El volumen de demanda del sector turístico es tan alto en comparación con el volumen de pesca local que cualquier cambio de relación puede influir radicalmente en el futuro de la distribución de pescado local.
El volumen de demanda del sector turístico es tan alto en comparación con el volumen de pesca local que cualquier cambio de relación puede influir radicalmente en el futuro de la distribución de pescado local.
En Mallorca hay zonas con tradición pesquera que se han reconvertido en destinos turísticos. ¿Cómo conviven las dos industrias?
Creo que todavía no se han creado suficientes sinergias entre las dos realidades, más bien se han dado la espalda. Los pescadores en muchos muelles se han visto arrinconados, pero al mismo tiempo una parte de sus ventas van directamente al ámbito turístico. Es una relación compleja. Lo que está poco desarrollado es el pesca-turismo, a pesar de que me consta que se están tomando algunas iniciativas para explorar opciones. También están muy poco desarrolladas las iniciativas museísticas y culturales-gastronómicas que vinculen ambos mundos. Tenemos excelentes ejemplos a toda la costa mediterránea de cómo se pueden generar sinergias interesantes.
¿Cuál es o tiene que ser la relación entre las áreas marinas protegidas y el sector pesquero?
Baleares ha hecho y está haciendo grandes pasos en el establecimiento de áreas marinas protegidas. Creo que es fruto de un trabajo conjunto por parte de muchos actores desde la administración a las ONG. Pero es importante valorar que, a pesar de que en el sector pesquero siempre ha habido visiones contrapuestas, desde el primer momento, cuando había más incertidumbres sobre el efecto de estas áreas, ha habido una parte del sector que ha sido muy valiente y ha apostado para cerrar zonas a su actividad. Creo que lo han sabido ver como una caja de ahorros, allí se protegen ecosistemas claves y se permite recuperar el stocks de peces, el retorno para ellos es bueno, y además hay un factor más allá del estrictamente monetario, tienen el orgullo de contribuir a cuidar el entorno donde trabajan y viven muchas horas. Yo lo que espero es que este camino continúe adelante, Baleares es un ejemplo y hay mucha gente mirando lo que sucede; estoy convencido de que todavía hay muchos espacios donde conservación marina y rentabilidad económica pesquera pueden ir de la mano. Ojalá se puedan convertir en realidades tangibles.
¿Qué hace falta para convertirnos en un referente de pesca sostenible?
La pregunta del millón. Quizás una mezcla de mayor aprecio hacia lo que sentimos como nuestro, una cultura hacia los otros seres vivos algo más respetuosa, constancia, valentía y visión empresarial...casi nada!
Test rápido para enamarados
Un libro: La historia interminable, de Michael Ende
Una imagen que te evoque las Baleares: una figurita de madera de un marinero con pipa
Una especie marina: el pulpo
Una persona u organización de referencia: Martin Luther King
Una playa: el faro de Aucanada
Optimista, realista o pesimista? Optimista