Sargo imperial (Diplodus cervinus) fotografiado en el Parque Natural de Ses Salines, Ibiza. Foto: Xavier Mas
Las cálidas temperaturas de este mes de octubre y comienzos de noviembre nos recuerdan que el calentamiento del agua por el cambio climático es la mayor amenaza para la vida marina y el reto más difícil que tenemos como sociedad. Aceptando a disgusto esta realidad, con unas simples gafas, un tubo y ganas de nadar, podemos disfrutar de las maravillas que se esconden bajo el mar en cualquier lugar de nuestras islas. Como pequeña muestra, comparto algunas de las observaciones que he realizado desde la superficie en Mallorca en lo que llevamos de otoño.
Gafas, tubo, cabeza bajo el agua y ¡acción! Estas son algunas de las imágenes de las últimas semanas que me han quedado grabadas en la memoria: bancos inmensos de castañuelas (Chromis chromis) perseguidos por dos dentones (Dentex dentex) pequeños y un cormorán nadando –o “volando”– bajo el agua en Illetes, Calvià; dos meros (Epinephelus marginatus) pequeños y un roncador (Pomadasys incisus) –especie poco frecuente– escondiéndose entre las rocas de la playa de s'Illot, en la Bahía de Pollença; un pequeño lenguado (Synapturichtys kleinii) –sí, sí, lenguado, no el podas (Bothus podas) que es más frecuente– cerca de la costa y un obispo (Pteromylaeus bovinus), raya cada vez más habitual en nuestras aguas, nadando majestuosamente por la zona exterior de la playa de s'Oratori, Calvià; una morena (Muraena helena) y unos treinta peces aguja (Belone belone) tamaño XXL nadando por los alrededores del Puerto de Valldemossa; y un par de palometones (Lichia amia) enormes patrullando las aguas de la bahía de Santa Ponça, donde, por cierto, hay un arrecife barrera de posidonia bien
interesante. El premio y la sorpresa final me la llevé nadando alrededor de los arrecifes de rocas de Ciutat Jardí, en Palma, donde, entre numerosos bancos de variadas (Diplodus vulgaris), sargos (Diplodus sargus) y salpas (Sarpa salpa) pude identificar un sargo imperial (Diplodus cervinus), uno de los espáridos más difíciles de observar y de una belleza sublime. ¡Qué pez más bonito!
Después de años buceando con gafas y tubo por la costa balear y en todo el Mediterráneo, hago dos reflexiones. La primera es que si las condiciones meteorológicas lo permiten, cualquier lugar es bueno para zambullirse y disfrutar de la vida marina. Siempre veremos algo nuevo. La segunda es que si mejoramos el estado de conservación de nuestro mar y nuestra costa –reduciendo presiones, creando una red de santuarios marinos, recuperando especies y hábitats y fomentando la pesca sostenible– la diversidad y calidadde las escenas que podremos observar bajo el agua mejorará, la frecuencia con que las veremos se multiplicará, y más personas disfrutarán de este maravilloso recurso –nuestra vida marina– todavía demasiado ignorado y desapercibido.
Nota: en caso de que os cueste imaginar visualmente de qué peces estamos hablando, os invitamos a dar un vistazo a la serie de láminas de la vida marina balear, las miniguíasde Marilles y las fotos de MARE. Estos recursos están alcance de todo el mundo para aprender y conocer la fauna y flora del mar Balear.
ANIOL ESTEBAN - Director