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Restauración de las bahías someras

Publicado 08.02.2022

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Restauración de las bahías someras

Restauración de las bahías someras

Las bahías de aguas poco profundas de Baleares albergan una gran riqueza de hábitats que se han visto gravemente degradados por múltiples presiones –mala calidad del agua, la presión de la navegación y las urbanizaciones costeras. Sus especies emblemáticas, como los caballitos de mar y las agujas de mar, han disminuido masivamente.

Aún así, Baleares cuenta con algunas de las bahías someras mejor conservadas del Mediterráneo. Debemos actuar ahora para garantizar la protección de estos espacios valiosos y ricos en biodiversidad. 

Uno de los objetivos estratégicos de Marilles es la restauración, conservación y regeneración de especies y hábitats vulnerables. Por ello, hemos puesto en marcha un proyecto a nivel balear para restaurar algunas badias someras como las de Pollença, Sóller, Talamanca, Sant Antoni de Portmany y Estany des Peix.

Primera fase en Menorca

Gracias al apoyo de la fundación suiza Fondation Primat, este 2022 empezaremos a trabajar con los científicos locales del OBSAM –Observatori Socioambiental de Menorca– en algunas bahías de Menorca como el puerto de Maó, Fornells, Addaia, Algaiarens y Sa Nitja, con el objetivo de replicar y amplificar el impacto a otros lugares de las Islas Baleares y más allá.

La duración del proyecto es de 3 años. Esta primera fase consistirá en definir cuál es el estado de las bahías, determinar cuál es su óptimo potencial ecológico y diseñar un programa de medidas que nos ayude a mejorarlas. Esto incluirá la regulación de las presiones, pero también actividades de restauración proactiva como la replantación de bosques de Cystoseira y otras plantas marinas, así como la posible reintroducción de algunas especies como el caballito de mar y el pez guitarra.

 

Caballitos de mar (Hippocampus hippocampus). Foto: Toni Menor.

Aunque este panorama y las tendencias son aplicables a todas las islas, Menorca destaca por ser la isla que ha conseguido contener el crecimiento y el desarrollo costero, asegurando la preservación y los mayores niveles de protección del territorio y de la costa, en comparación con las islas vecinas. Esto es lo que le ha valido a Menorca su estatus de Biosfera de la Unesco. Aunque tiene serios retos que afrontar en cuanto a su gestión pesquera y la eficacia de sus AMP, es la isla que tiene las bahías de aguas poco profundas más saludables en comparación con otras islas. Sin embargo, han sufrido una degradación y corre el riesgo de sufrir una presión creciente. 

Contexto menorquín

Los estudios de investigación demuestran que la mayoría de estas bahías y la rica biodiversidad que albergaban han sufrido diferentes grados de degradación debido al fondeo, el exceso de visitantes, la contaminación (aguas residuales, agricultura), la turbidez del agua de los barcos, los puertos, la urbanización, el cambio climático y las especies invasoras.

La mayoría de estos lugares gozan de algún tipo de protección legal, pero pocos cuentan con planes de gestión eficaces. La reducción y gestión de estas presiones a través del desarrollo de ambiciosos planes de gestión es un componente clave de este proyecto y un paso esencial para conseguir restaurar la biodiversidad en cada uno de los lugares. 

 

Cystoseira crinita en Calesmorts, Menorca. Foto: David Carreras, OBSAM.

Las praderas marinas y los bosques de macroalgas de Cystoseira han sufrido una regresión en las últimas décadas. La pérdida de estos hábitats repercute en el funcionamiento del ecosistema, afectando a la productividad local, la dispersión de especies y la biodiversidad.  Una vez que los bosques de Cystoseira desaparecen de un lugar es muy difícil recolonizar el sitio de forma natural, por lo que es necesario aplicar medidas activas de restauración.

Especies protegidas como los caballitos de mar y los tiburones han disminuido rápidamente o se han extinguido a nivel regional, como el pez guitarra y el angelote, que fueron vistos por última vez en 2015 y a principios de 2000, respectivamente. Los resultados de un estudio financiado por la Fundación Marilles y llevado a cabo por el OBSAM evaluaron la calidad del agua de 100 playas y calas utilizando la presencia de la macroalga Cysotseira como indicador ambiental. Revelan que el impacto en la calidad del agua ha sido mayor en las calas y playas del sur, mientras que el norte parece no haberse visto tan afectado.

Evaluación de la calidad del agua de las calas de Menorca utilizando las algas del género Cystoseira sensu lato como bioindicadoras