¿Tiene sentido hablar de desiertos bajo el mar? Cuando imaginamos un desierto en nuestra mente, imaginamos un lugar árido donde el agua es extremadamente escasa. También podemos imaginar un lugar sin vida, con poca biodiversidad. Sin embargo, por contradictorio que parezca, también hay desiertos bajo el mar, zonas con poca vida que, por desgracia, son cada vez más comunes y crecientes en todo el mundo. Dado que están bajo el mar y suelen pasar desapercibidos, también se les llama "desiertos ocultos".
Los "desiertos ocultos" son vastas zonas inertes –a menudo con rocas desnudas– en las que a lo sumo podemos encontrar unos pocos erizos de mar. Aparecen tras la rápida desaparición de bosques submarinos como los formados por algas u otras plantas marinas –hábitats muy productivos y ricos en biodiversidad que albergan varias especies. Los desiertos submarinos se encuentran en todo el mundo, pero son más comunes en las zonas templadas.
La existencia de desiertos es un indicador de mala calidad ecológica y vulnerabilidad. Cuantos más desiertos ocultos tengamos y más grandes sean, menos resistente será el mar al cambio climático y a otras presiones como la sobrepesca. Además, la pérdida de bosques submarinos también puede acelerar el deterioro de la calidad del agua. Desgraciadamente, los desiertos ocultos son un problema cada vez mayor y también lo son los múltiples impactos que conllevan para sectores clave como la pesca, el turismo, el ocio o nuestro propio bienestar.
El principal factor de este fenómeno es el aumento de la población de erizos de mar. Los erizos de mar se alimentan de algas y plantas marinas: si tenemos un ecosistema en equilibrio habrá suficientes peces que se alimenten de los erizos de mar manteniendo sus poblaciones estables; pero si se eliminan sus principales depredadores debido a la sobrepesca, entonces la población de erizos de mar se dispara, haciendo desaparecer el bosque marino y dejando desiertos ocultos.
Otros factores que contribuyen a la aparición de desiertos ocultos son el calentamiento global, la mala calidad del agua, las especies invasoras y las olas de calor cada vez más recurrentes, que pueden desestabilizar el equilibrio ecológico. Un ejemplo de esto último ocurrió en Australia en 2012, cuando una ola de calor elevó la temperatura media del agua a 2 grados centígrados durante 10 semanas, provocando un colapso del sistema ecológico de la zona y dejando un desierto del tamaño de 150.000 campos de fútbol.
Foto: Jordi Boada.
En el Mediterráneo, los desiertos ocultos suelen ser el resultado del aumento de las poblaciones de Arbacia lixula y Paracentrotus lividus, las dos especies más comunes de erizos de mar, debido a la escasez de peces lo suficientemente grandes como para poder comerlos. El dentón (Dentex dentex), el besugo blanco (Diplodus sargus) o la dorada (Sparus aurata), son peces con una poderosa dentadura, capaces de alimentarse de erizos de tamaño medio; pero también son especies comerciales apreciadas que sufren una fuerte presión pesquera. La sobrepesca reduce el tamaño medio de estas especies de peces, lo que significa que hay menos depredadores que se alimentan de erizos de mar.
La sobrepesca y el calentamiento global son los principales impulsores de los desiertos ocultos en el Mediterráneo. A veces, en la naturaleza pueden producirse acontecimientos que tienen el impacto contrario. La tormenta Gloria –que afectó a la región mediterránea en 2020– provocó la muerte de muchos erizos de mar y los investigadores documentaron que los "desiertos ocultos" volvían lentamente a su estado de bosque. Sin embargo, se trata de una excepción porque, aunque el mar tiene una gran capacidad de regeneración, la mayoría de los desiertos ocultos son irreversibles y no se regenerarán en bosques a menos que tomemos medidas específicas.
Por eso es tan importante la detección precoz de los "bosques ocultos", para saber qué hay que vigilar y proteger. Existen varias iniciativas en todo el mundo destinadas a identificar e informar de la aparición de desiertos ocultos y programas de seguimiento para seguir su evolución. Para ello se utilizan diferentes técnicas: desde los drones aéreos -muy útiles cuando las aguas son claras- y las imágenes por satélite, hasta la ciencia ciudadana marina que invita al público a mantener los ojos abiertos y a recoger y compartir datos con las instituciones de investigación.
El proyecto Desiertos Submarinos de la plataforma de ciencia ciudadana marina Observadores del Mar, líder en España, anima a buceadores y submarinistas a colaborar informando a los responsables del proyecto sobre los avistamientos de desiertos ocultos en Baleares y otros territorios y sobre la presencia de erizos de mar en la zona.
Participar en él es tan sencillo como subir una fotografía con detalles sobre la ubicación, la profundidad y la información sobre la presencia de erizos de mar y otros peces. Hay muchos otros proyectos en la plataforma de Observadores del Mar a los que los ciudadanos pueden aportar observaciones. Echa un vistazo, conviértete en un observador del mar y únete a la comunidad.
Foto: Jorge Santamaría.